
Corbera, ¿el pueblo que arrojó aceite hirviendo a los “nacionales”?
Muchos son los golpes que visitamos las ruinas del Poble Vell de Corbera d’Ebre, ruinas provocadas en parte por un bombardeo de la aviación franquista en los primeros días de la Batalla del Ebro. Durante estas visitas muchos son los grupos o personas que preguntan el porqué del bombardeo, son lógicas estas preguntas, ya que cuesta entender que un pequeño pueblo como era Corbera fuera objetivo de tal bombardeo. Históricamente en Corbera, se han explicado varias hipótesis del porqué, pero hoy os contaré una que a mí personalmente me llama mucho la atención.
Remontarnos al día 25 de Julio, donde las primeras horas de ese día el ejército republicano comienza la Batalla del Ebro, los soldados atraviesan el río comenzando una gran ofensiva. Aquel empuje inicial supera las pocas fuerzas de defensa que tenía el ejército franquista en la zona, originando una retirada hacia Vilalba dels Arcs, pero sobre todo, hacia Gandesa, el gran cruce de caminos de la zona. Los que van a Gandesa muchos deben pasar por Corbera y allí cuentan que ocurrió algo curioso.
Estos soldados franquistas prácticamente Corbera se la saltaron en busca de Gandesa. Pues, según explica la leyenda, la sorpresa fue que mientras pasaban Corbera la gente civil desde las casas les hicieron un despido especial, que no fue más que tirar a estos soldados aceite al rojo vivo desde las ventanas de las casas . Este hecho lo que acabó desencadenando según la anécdota, fue el bombardeo masivo del pueblo al día siguiente. Por tanto, estamos hablando de que se justificó durante un tiempo el bombardeo del pueblo por el hecho de que la gente tiró aceite al rojo vivo a los soldados del bando franquista.
¿Pero que hay de cierto en esta historia?, la verdad que nada. Partiendo ya de una premisa clara de que el aceite era muy preciado, por tanto no tenía ningún sentido tirarlo. El aceite se guardaba, muchos eran los que escondían las jarras de aceite al exiliarse y de las primeras cosas que hacían al volver era ver si seguía el aceite allí, por tanto esa anécdota no tenía ningún fundamento.
Aunque como hemos explicado esta anécdota no tenía ninguna credibilidad, lo cierto es que durante años persiguió a la fama del pueblo de Corbera, siendo durante años en la posguerra, el pueblo que había lanzado aceite al rojo vivo a los nacionales. De esta historia mi familia tiene una experiencia que recordar. En las últimas semanas de Batalla del Ebro, cuando el pueblo de Corbera ya era definitivamente franquista, en casa donde vivía mi abuela estaban instalados dos sargentos del ejército franquista. La relación siempre me han explicado, a pesar de estar en guerra, fue cordial, y aquellos soldados «alargaban» algo de comida de más a los de casa y eso siempre era buena noticia. Eso sí, los animales de casa en la calle y los caballos de los sargentos dentro del corral.
Pues bien, ya en posguerra la misma abuela mía iba cuando podía a La Canonja, ya que teníamos a unos familiares que se exiliaron durante la guerra, pero al encontrar trabajo allí ya se quedaron. Así que, cogía el tren hasta Tarragona y después el autobús hacia La Canonja para ver a los familiares. Hasta que un día ocurrió algo curioso. En Tarragona mi abuela se encontró en una pareja de guardia civiles, que ya para charlar todo, uno de los cuales era uno de los sargentos que había sido instalado en casa durante los combates. Como ya he comentado antes, cómo la relación fue buena se saludaron efusivamente. Esto suponemos que hizo curiosidad a la otra guardia civil, que preguntó a mi abuela:
- ¿Cómo se llama?
- Maria Asunción
- ¿Y de dónde viene?
- De Corbera d’Ebre.
Con esta respuesta como era habitual en determinados contextos y personas el guardia civil soltó:
- ¿Ah, los que lanzastéis aceite hirviendo a los nacionales?
En ese momento el otro guardia civil, el que había estado en casa y había estado en la Batalla del Ebro le hizo callar de un codazo. Entendemos que esta reacción puede entenderse como
una respuesta a una afirmación en la que los que habían estado aquí batallando sabían perfectamente que era mentira. Pero también entendemos que la situación política durante tantos años en España
tampoco hiciera prioritario clarificar lo ocurrido con Corbera…